Hoy, para estrenar el nuevo blog, he decidido hablar un poco sobre un tema para nada novedoso pero cada vez más común. Lo que a mí me gusta denominar la moda antimoda.
Estoy segura de que muchos conocéis ya sobre qué trata este fenómeno. Por lo general es un síntoma que se hace visible en la gente joven. Chavales que sienten que han superado con creces todas las modas que nos impone la publicidad, la enfermiza programación televisiva o los ideales de mercadillo.
Se denominan como diferentes y se sienten muy orgullosos de serlo. De entrada he de reconocer que no es un modo de vida necesariamente negativo; las inquietudes y la originalidad siempre fueron una virtud antes que un defecto pero, lo que yo me pregunto es hasta qué punto esto no vuelve a ser otra tendencia más impuesta por una parte de la sociedad en la que vivimos. "Dime de qué presumes y te diré de qué careces" supongo que os suena y es precisamente esta frase la que pienso que define a la perfección a este nuevo grupo cuya afición preferida es despreciar todo lo que no sea próximo a su forma de ver el mundo.
Los hay de muchos tipos; pueden ser chicos o chicas comunistas; anarquistas; punkys (cualquier pensamiento de izquierda es más o menos bien aceptado), rockerillos o heavys de tres al cuarto que lo son al igual que sus amigos, que defienden unos ideales que les parecen muy justos cuando no entienden demasiado de justicia, que les encanta despreciar a niños y niñas que les parecen pijos/canis o de gustos mediocres para luego quejarse, por supuesto, del rechazo al que son sometidos por su alrededor. Comportan, bajo mi punto de vista, un grupo de pura hipocresía con unos pensamientos que les vienen demasiado grandes.
De más está decir que les encanta ser diferentes; tener gustos que rompen los canónes pero, ¿realmente lo son? Ir en contra de la sociedad no parece estar siendo otra moda más cada vez más extendida.
Por suerte, aún podemos encontrar a quienes poseen cierta sensatez, defienden sus ideas con aplomo, tienen gustos realmente propios y no se dedican a menospreciar todo aquello distinto a ellos.
Estoy segura de que muchos conocéis ya sobre qué trata este fenómeno. Por lo general es un síntoma que se hace visible en la gente joven. Chavales que sienten que han superado con creces todas las modas que nos impone la publicidad, la enfermiza programación televisiva o los ideales de mercadillo.
Se denominan como diferentes y se sienten muy orgullosos de serlo. De entrada he de reconocer que no es un modo de vida necesariamente negativo; las inquietudes y la originalidad siempre fueron una virtud antes que un defecto pero, lo que yo me pregunto es hasta qué punto esto no vuelve a ser otra tendencia más impuesta por una parte de la sociedad en la que vivimos. "Dime de qué presumes y te diré de qué careces" supongo que os suena y es precisamente esta frase la que pienso que define a la perfección a este nuevo grupo cuya afición preferida es despreciar todo lo que no sea próximo a su forma de ver el mundo.
Los hay de muchos tipos; pueden ser chicos o chicas comunistas; anarquistas; punkys (cualquier pensamiento de izquierda es más o menos bien aceptado), rockerillos o heavys de tres al cuarto que lo son al igual que sus amigos, que defienden unos ideales que les parecen muy justos cuando no entienden demasiado de justicia, que les encanta despreciar a niños y niñas que les parecen pijos/canis o de gustos mediocres para luego quejarse, por supuesto, del rechazo al que son sometidos por su alrededor. Comportan, bajo mi punto de vista, un grupo de pura hipocresía con unos pensamientos que les vienen demasiado grandes.
De más está decir que les encanta ser diferentes; tener gustos que rompen los canónes pero, ¿realmente lo son? Ir en contra de la sociedad no parece estar siendo otra moda más cada vez más extendida.
Por suerte, aún podemos encontrar a quienes poseen cierta sensatez, defienden sus ideas con aplomo, tienen gustos realmente propios y no se dedican a menospreciar todo aquello distinto a ellos.
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